Me
gusta acurrucarme las mañanas heladas
y
sentir que el viento habla tras los cristales;
escuchar
viejas canciones,
desayunar
muy despacio,
compartir
mis pensamientos
con
una taza de café
y
agitar el alma al compás de sábanas tibias.
Me
vuelve loca escribir poemas en los que dejo mi piel,
entregarme
al tiempo plácido que me envuelve con ternura,
enhebrar
hilos de lágrimas para tejer esperanzas;
cuidar
los detalles que se escapan en un suspiro,
mimar
a las flores que no sé cuidar
y
reír con el agua fresca que juega a despertarme.
Disfruto
con la magia que aportan las palabras.
Defiendo
los sentimientos firmes.
Admiro
las miradas que reflejan verdad
y
las sonrisas que dejan huella.
Me
conmueve el soplo del amanecer
y
la despedida del sol.
Persigo
la fantasía en cada hoja, cada piedra,
cada
corazón solitario...
Me
entusiasma poner pasión en la vida... y soñar.
María Ángeles Chavarría
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