domingo, 20 de febrero de 2011

Padre...

Padre...
Cada noche te enciendes en mi lámpara
Me llamas con tu voz lejana
y no sé responderte
Me miras desde el mar
con unos ojos niños
pero yo no te veo
Me invitas a tu mesa
el pan está esperando
y no puedo asistir
Yo sé que hay un lugar en tu memoria
donde estoy prisionera
Sólo quiero decirte
que en cada mediodía
te encuentro en mi ventana
Y que luego a la tarde
escucho de nuevo tus palabras
y me acuerdo de días que no existen
Yo soy el final de tu camino
Y si no vuelvo para despedirte
no pienses que estoy lejos
Tan cerca estoy de ti
que soy tú mismo
Y tengo entre mis manos
aquel pañuelo blanco

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